Oh Señor, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas, respóndeme por Tu fidelidad, por Tu justicia; y no entres en juicio con Tu siervo, porque no es justo delante de Ti ningún ser humano. Pues el enemigo ha perseguido mi alma, ha aplastado mi vida contra la tierra; me ha hecho morar en lugares tenebrosos, como los que hace tiempo están muertos. Por tanto, en mí está agobiado mi espíritu; mi corazón está turbado dentro de mí. Me acuerdo de los días antiguos; en todas Tus obras medito, reflexiono en la obra de Tus manos. A Ti extiendo mis manos; mi alma te anhela como la tierra sedienta.
Respóndeme pronto, oh Señor, porque mi espíritu desfallece; no escondas de mí Tu rostro, para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura. Por la mañana hazme oír Tu misericordia, porque en Ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a Ti elevo mi alma. Líbrame de mis enemigos, oh Señor; en Ti me refugio. Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen Espíritu me guíe a tierra firme. Por amor a Tu nombre, Señor, vivifícame; por Tu justicia, saca mi alma de la angustia. Y por Tu misericordia, acaba con mis enemigos, y destruye a todos los que afligen mi alma; pues yo soy Tu siervo.
Salmo 143
Notas
Oh Señor, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas, respóndeme por Tu fidelidad, por Tu justicia; y no entres en juicio con Tu siervo, porque no es justo delante de Ti ningún ser humano.
Salmo 143:1-2
Atención y Contrición
Al principio, reconocemos la súplica de David de una audiencia con Dios. Él ha sido testigo de la fidelidad de Dios y entiende que Él escucha nuestros clamores. Nuestras oraciones suelen ser sombrías y suelen concluir con frases como “Hágase tu voluntad”. David demuestra que podemos expresar nuestros pensamientos y derramar nuestro corazón.
David entiende que tiene pocas justificaciones para pedirle a Dios que interceda en su nombre, pero lo hace de todos modos. Ora para que el juicio ocurra en ese momento, plenamente consciente de que nadie está más allá del juicio final de Dios. La mayoría de las personas no creen que el juicio sea inminente o piensan que estarán exentas si equilibran sus malas acciones con las buenas obras. Sin embargo, sabemos que el tribunal está ubicado ante las Puertas Doradas. Solo podemos ser sinceros y orar por misericordia.
Pues el enemigo ha perseguido mi alma, ha aplastado mi vida contra la tierra; me ha hecho morar en lugares tenebrosos, como los que hace tiempo están muertos. Por tanto, en mí está agobiado mi espíritu; mi corazón está turbado dentro de mí.
Salmo 143:3-4
Peligro Inminente y Desesperación
David se siente perseguido y desesperado. Está tan escondido que se siente enterrado y olvidado. A veces, experimentamos una sensación de persecución, literal o figurativamente. Podemos sentirnos pisoteados, con el espíritu aplastado, como si estuviéramos en la oscuridad. Puede resultar difícil enfrentar la vida cuando estamos horrorizados o conmocionados por lo que nos está sucediendo. Está bien hacer una pausa en nuestro momento de desesperación y reconocer nuestros sentimientos de angustia. El tormento puede llevarnos a la esencia de la vida.
Me acuerdo de los días antiguos; en todas Tus obras medito, reflexiono en la obra de Tus manos. A Ti extiendo mis manos; mi alma te anhela como la tierra sedienta.
Salmo 143:5-6
Consideración y Apertura
David sabe que Dios puede interceder en cualquier momento porque ha sido testigo de la liberación entre él e Israel muchas veces. Pero, ¿dónde está esa intercesión ahora? A menudo olvidamos las formas en que Dios ha intercedido por nosotros. Podemos obsesionarnos demasiado con los problemas presentes y futuros y mostrar poca fe. En cambio, deberíamos considerar con frecuencia cómo Dios intercedió por nosotros. Esto nos recordará que Dios puede manejar cualquier lucha u opresión, incluso si nosotros no podemos.
Respóndeme pronto, oh Señor, porque mi espíritu desfallece; no escondas de mí Tu rostro, para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura. Por la mañana hazme oír Tu misericordia, porque en Ti confío; enséñame el camino por el que debo andar, pues a Ti elevo mi alma.
Salmo 143:7-8
Necesidad Urgente de Intervención
David está al borde del colapso. Un día más, una noche más, no sabe cuánto tiempo más podrá soportar la búsqueda de su vida. La urgencia de la situación es palpable, muy parecida al mundo de hoy, que también parece urgente y al borde del abismo. Tememos que la sociedad nos dé la espalda o nos anule, pero eso es trivial comparado con que el Señor nos dé la espalda.
Al igual que la mañana, David busca lo primero que lo ayude a reconocer el amor de Dios. No solo tiene esperanza; espera que Dios cumpla su fidelidad. También debemos prepararnos para que Dios responda nuestras oraciones. Nuestras acciones deben demostrar nuestra fe completa en el amor de Dios y en su plan para nuestras vidas. Él es el guía y protector supremo en el que podemos confiar.
Líbrame de mis enemigos, oh Señor; en Ti me refugio. Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen Espíritu me guíe a tierra firme.
Salmo 143:9-10
Liberación y Instrucción
David se comunica directamente con Dios, expresándole con precisión lo que espera que suceda. No es demasiado orgulloso como para no pedir ayuda, pues reconoce que no puede hacerlo solo. Aun con su fuerte fe en Dios, sigue buscando orientación para seguir al Señor más de cerca. Esto demuestra que nadie, desde el miembro más humilde hasta el líder más grande, está exento de la necesidad de aprender a seguir mejor al Señor.
Por amor a Tu nombre, Señor, vivifícame; por Tu justicia, saca mi alma de la angustia. Y por Tu misericordia, acaba con mis enemigos, y destruye a todos los que afligen mi alma; pues yo soy Tu siervo.
Salmo 143:11-12
Preservación y Retribución
David sabe que Dios es bueno y que su justicia se verá cuando quienes confían en Él sean liberados y los enemigos sean silenciados. Nuestra vida en la tierra es sólo temporal, y cualquier dificultad u opresión sucede por mano del Hombre, no por la de Dios. Podemos tener fe en su consideración por nuestras almas y nuestra liberación de los males de este mundo. Completar nuestras tareas y cumplir nuestros propósitos a veces sólo es posible eliminando a nuestros enemigos. No mediante una retribución sangrienta, sino de cualquier manera que reduzca su poder y dominio sobre nosotros. Nos presentamos ante el Señor no como víctimas sino como siervos, dispuestos a hacer el trabajo, pero necesitamos que Dios interceda por nosotros cuando las dificultades superan nuestras fuerzas.
Versos de Memoria

Imagen: Albert-Charles Lebourg. Paisaje argelino, 1873. Instituto de Arte de Chicago
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Invitación a la Oración

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Imagen de portada: Hendrik Willem Mesdag. Faro en Breaking Waves, c. 1900-c. 1907. El Rijksmuseum








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