No se dejen engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos. Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe.

Gálatas 6:7-10

Notas


Dios creó un mundo completo, intacto y sin pecado, pero cuando el pecado entró en el mundo, provocó una fractura. Desde entonces, todos los que existen han contribuido a que esta división se siga fragmentando o sanando. No debemos dejarnos engañar por las voces de nuestro tiempo que afirman que el poder, el dinero o la fama terrenales serán nuestra salvación. Lo que uno hace en la tierra para complacerse a sí mismo terminará en la tierra. Nada en este mundo está más allá de la descomposición, ni siquiera el oro y la plata. En cambio, debemos mirar hacia lo eterno y hacia lo que podemos hacer para cultivar una cosecha espiritual.

Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo.

1 Pedro 1:18-19

Se nos dice que cosechamos lo que sembramos. Si nuestra cosecha es pequeña, ¿qué estamos cultivando en nuestra vida? Si la cosecha es grande, ¿podemos evitar la tentación de alardear o hacernos parecer superiores? Este versículo no sólo habla de los pecadores y sus pecados, sino de los llamados santos, creyentes, seguidores de Cristo, y su trato a los demás. En el orden natural del mundo, nuestras acciones tienen consecuencias. Al igual que las Leyes de la Física de Newton, cada acción tiene una reacción igual y opuesta. De la misma manera, en nuestra fe, lo que damos al mundo inevitablemente regresará.

Lo que debemos comprender es que algunas de nuestras consecuencias se medirán durante nuestra vida temporal en la Tierra, pero tendremos mucho por lo que responder ante el tribunal. Demasiadas personas creen que si hacen cosas buenas, entrarán por las puertas celestiales. Algunas creen que sin una vida después de la muerte, nuestro objetivo en este mundo es obtener lo que podamos. Ambos se equivocan al creer que solo tenemos que responder ante nosotros mismos y solo en nuestro tiempo. Los lectores de la historia reconocerán el impacto de las decisiones tomadas hace cientos, incluso miles de años, que todavía nos afectan hoy. Tenemos que tomar una decisión todos los días si queremos sembrar la codicia, la ambición egoísta, la división o la indiferencia o, en cambio, cómo sembrar la bondad, la generosidad, la compasión y el altruismo. No importa lo que decidamos, hay un orden moral en este mundo. Martin Luther King hace referencia a este orden moral en su famosa cita: “El arco del universo moral es largo, pero se inclina hacia la justicia”. Lo que encontramos en la Biblia es que la justicia y la rectitud van de la mano.

Si tenemos la bendición de despertarnos por la mañana, significa que Dios tiene un propósito para nosotros. Nuestro propósito no es “comer, beber y divertirnos”, sino que se nos da la oportunidad de reparar lo que está roto, sanar una división y hacer el bien a TODAS las personas: personas que se parecen a nosotros y que son diferentes (Gálatas 5:14), personas que nos agradan y personas que nos desagradan (Mateo 5:43-48), personas que actúan bien o que han tomado decisiones terribles (Mateo 18:21-22).

No conocemos el plan completo de Dios, pero se nos ha dado una oportunidad cada día para hacer el bien. Como dice en Efesios 2:10, Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Debido a nuestro mundo roto, las buenas obras y las reparaciones son difíciles. Encontraremos resistencia a nuestros esfuerzos en todas las direcciones. Debemos centrarnos en nuestro propósito y tener perseverancia en permanecer en el camino de Dios hacia la gloria.


Versos de Memoria

Adolphe Appian. Un acantilado en la parroquia de Rix, 1862. Instituto de Arte de Chicago

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Invitación a la oración


“La vida no es fácil para ninguno de nosotros. Pero ¿qué pasa con eso? Debemos tener perseverancia y sobre todo confianza en nosotros mismos. Debemos creer que estamos dotados para algo y que debemos lograrlo.”

—Marie Curie


Imagen de portada: Carel Nicolaas Storm van ‘s-Gravesande. Acantilados de Veules, 1880 – 1884. El Rijksmuseum

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