Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido. Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.
2 Timoteo 3:14-17
Notas
Pero en cuanto a ti, nos dice que necesitamos volver atrás y mirar los versículos anteriores. Pablo considera a Timoteo como su hijo amado. Le escribe a Timoteo para dirigirlo, animarlo y educarlo. En los versículos 1-9, Pablo educa a Timoteo sobre lo que está por venir. Pablo dice que vienen tiempos peligrosos: los hombres serán amadores de sí mismos, del dinero, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin amor, implacables, calumniadores, sin autocontrol, brutales, etc.
Timoteo también fue un estudioso de la vida de Pablo: su propósito, estilo de vida, fe, paciencia, amor, perseverancia, persecuciones y aflicciones. Comprendió cómo Pablo soportó en Antioquía, Iconio y Listra y que el Señor lo libró de todos los que estaban en contra de él. Pablo advierte a Timoteo que habrá hombres malvados e impostores que empeorarán cada vez más engañando a la gente, incluso engañándose a sí mismos.
Pablo le ordena a Timoteo que continúe con lo que ha aprendido, lo que ha aprendido de Pablo mismo y de las Escrituras que su madre y su abuela le enseñaron cuando era joven (2 Timoteo 1:5). Y continúa diciendo que esas Escrituras son las que lo prepararon para la salvación por medio de la fe en Cristo. ¿Para qué sirve la Escritura además de preparar a Timoteo para recibir a Cristo como su Salvador? Los versículos 16 y 17 brindan una lista de por qué la Escritura es buena. Es buena porque es la inspiración de Dios, útil para enseñar, para redargüir, para corregir e instruir en justicia, a fin de que el hombre sea perfecto y enteramente capacitado para las buenas obras.
El énfasis en la palabra “inspirado por Dios” al comienzo de la lista es de gran importancia. Nos impulsa a ver las Escrituras como divinamente inspiradas. Moody.org explica esta frase: “Esto implica que Dios es la fuente u origen de lo que está registrado en las Escrituras. Dios, a través del Espíritu Santo, usó autores humanos para escribir lo que reveló en la Biblia. No fueron meros copistas o transcriptores”.
La doctrina bíblica se define como las “enseñanzas” bíblicas que se encuentran en la palabra de Dios. Para saber qué enseñanzas hay en la palabra de Dios, es necesario leerla, estudiarla y escucharla. En el versículo 16, hay dos elogios. Primero, Pablo alaba la Escritura por su autoridad (inspirada por Dios) y segundo, porque la Escritura es valiosa por su autoridad (útil para enseñar, etc.). Con ese conocimiento, podemos afirmar que “toda la Escritura” está fuera de toda duda y que debemos recibirla con reverencia y con toda seriedad.
La segunda parte del elogio es que la Escritura es valiosa. La utilidad es que contiene orientación para el servicio y el buen trabajo. No debemos usar las Escrituras para fines egoístas o materialistas terrenales. Es por eso que Pablo ahora enumera las formas de usarla apropiadamente:
ENSEÑANZA: Se menciona en primer lugar porque la enseñanza tiene precedencia sobre todas las demás. Sin una doctrina sana y una buena enseñanza bíblica, somos propensos a nuestra naturaleza terrenal de tendencias egocéntricas. Podemos desviarnos fácilmente si no se nos guía adecuadamente.
REPRENDA: Convencer a alguien de una mala acción. Calvino afirma: “La Escritura es extremadamente útil para refutar el pensamiento y la acción erróneos y para poner el estilo de vida del creyente en conformidad con la voluntad de Dios”. Debemos recordar que la Escritura, especialmente el Nuevo Testamento, puede usarse para reprender el pecado mediante el uso de otra persona.
CORRECCIÓN: Lo que sigue a la reprensión es una postura corregida. Reconocer nuestros pecados y sentirnos culpables es el comienzo del arrepentimiento. Es muy parecido a una relación padre-hijo. El hijo hace algo malo y el padre le explica su error para que el hijo reconozca su mala conducta, sienta el peso de la misma y pueda disculparse genuinamente, y luego corregir su conducta.
ENTRENAMIENTO: Todo lo anterior es parte de nuestro entrenamiento espiritual. Ser entrenados y disciplinados por las Escrituras es lo correcto según el estándar de Dios para la iglesia. Somos enseñados, reprendidos, corregidos y entrenados en justicia para que Él pueda equiparnos para hacer el buen trabajo que Dios ha preparado para nosotros.
Los animo a estudiar la palabra de Dios, no sólo para consolarse, sino para recibir el desafío de someterse al entrenamiento del Espíritu. Estén abiertos a que los demás los revisen cuando algo en su vida esté mal o no esté desequilibrado. Estén dispuestos a hacer correcciones asumiendo sus errores y arrepintiéndose cuando haya fallas. Mi esperanza es que se abran para estar equipados para cualquier buena obra que Dios les ponga por delante para Su honra, gloria y buena voluntad.
¿Cómo pueden aceptar una reprimenda, ser corregidos y permitir que el Espíritu Santo los capacite para ser siervos de Dios?
–P. D. Deckard
Versos de Memoria

Jan Nagel. San Jerónimo leyendo, 1595. El Rijksmuseum
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invitación a la oración

“Acudimos a las Escrituras no para aprender un tema sino para empaparnos de una persona.”
—C. S. Lewis





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