Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos. Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga. No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla.

1 Corintios 10:11-13

Notas


Antes de sumergirnos en un versículo muy querido sobre la tentación y la fidelidad de Dios, debemos revisar los versículos anteriores de 1 Corintios 10. El libro comparte ejemplos de cuando las personas vacilaron y no confiaron en Dios. La atención se centra en alejar a los creyentes de los errores del pasado y compartir qué hacer cuando se presenten pruebas. El creyente más fuerte no evita ser probado. Es lo que hacen cuando son probados (tentados) lo que determina su fidelidad.

Nadie pasa por la vida sin sufrir ni experimentar pruebas. Nadie puede decir por qué una persona parece sufrir más que otras. Pero aquellos que sufren y reconocen los asuntos eternos de Dios encuentran un gozo desbordante más allá de esas pruebas. Ya sea pérdida, dolor o miedo, cuando superamos aquello que nos ha tentado a rendirnos, a ceder, a entrar en la negación o a caer en la desesperación, no estamos mostrando nuestra fuerza, sino la fuerza y ​​la misericordia de Dios que está a nuestro lado y nuestra confianza en Él.

Dios no quiere que cometamos los mismos errores históricos. Es bueno mirar atrás, reconocer lo ganado, lo perdido y lo que debe sobrevivir. Es tonto y no deseado por Dios que regresemos al pasado. Al igual que Josué, estamos llamados a ser fuertes y valientes al aventurarnos en una nueva era. Nos guiamos por los preceptos de las Escrituras y nos advierten contra los errores de nuestros antepasados.

Si permitimos que el Espíritu Santo habite en nuestra alma, se nos presenta una nueva forma de vivir. Ya no estamos cautivos de viejas ideas o cuestiones temporales. En cambio, reconocemos la gracia de Dios, deseamos ser transformados y no tememos. Todos sufrimos pruebas. Pruebas de fe, pruebas del corazón, pruebas de familia, amigos, comunidad. La falta de pruebas no es santidad, sino complacencia. Pero si realmente deseamos ser transformados y ser el sacrificio vivo que pedimos en Romanos 12, entonces no debemos huir de las pruebas, sino afrontarlas con valentía, confiar en Dios y desarrollar la capacidad de nuestra fe.


Versos de Memoria

David Lucas. Bahía de Weymouth, 1830. Museo Metropolitano de Arte

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invitación a la oración


Una cosa es ser tentado y otra caer.

—William Shakespeare


Imagen de portada: Joshua Shaw. El diluvio hacia su fin, ca. 1813. El Museo Metropolitano de Arte

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